Desde que tuve el accidente (un choque en el 2019) he tenido varias recaídas con las hernias lumbares (ramificadas a la médula) que salieron por el golpe.
De tanto en tanto, con un mal movimiento, cargar algo pesado o hasta pisar una piedrita hace que se inflame y me tumba a la cama L-I-T-E-R-A-L.
Me indicaron que debo pasar por una operación pero cuando estuve tramitándolo, empezó la pandemia y hasta la fecha pues es casi imposible lograrlo con el Rebagliati. Aunque realmente prefiero esperar ya que no quiero exponerme al bicho y a los míos tampoco y creo que aún no estoy lista para quedarme en cama por varios meses después de la operación.
Así que, me toca descansar y quedarme quieta. Seguir las pautas de las recetas dadas y continuar con las inyecciones.
Gracias al cielo, mi familia está a un pasito y siempre están dispuestos a apoyarme.
Mi pequeño amor es un campeón, me ayuda muchísimo y trata de estar pendiente a pesar que a veces se va volando por el espacio.
Estos días me ha preparado el desayuno y el lonche, hasta barrió la casa y se encargó de Wanda al 100%. Hemos decidido, que realizará sus clases al costado de mi cama para poder guiarlo y así no sienta tanta presión. Teme que a mamá le pasé algo así que mi chiclecito regresó.
Los hijos nos enseñan tanto, el mío tiene una fortaleza increíble aunque se esté rompiendo por dentro. Siempre me busca la mirada y solo es para sonreírme.
Me siento tan feliz y orgullosa de verlo crecer y convertirse es un ser noble.
Así que un día a la vez para él y para mí.
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