No niego que la mayoría del tiempo reniego, repito mil veces más cosas, levantó cosas del suelo y pierdo la paciencia.
Pero es increíble ver cómo esa personita que andaba pegada a mis piernas, que no me soltaba la mano, ahora es un jovencito, uno más alto que yo que decide por si mismo muchas cosas.
Hoy, en su actuación lo ví tan desenvuelto con sus compañeros y con todos en general. Acercándose a saludar a cada profesor con voz y mano firme, moverse con un pez en el agua y es que definitivamente el centro educativo ayuda mucho, si son receptivos.
Hace muchos años pensé que sería sumamente difícil dejar la medicación, el comportamiento era tan impulsivo que no veía la luz. Pero ahora después de varias tormentas y huracanes, mi adolescente está sintiéndose bien sin esta, conociéndose y experimentando.
Me dijo que aunque aún se olvida de las cosas, que no se organiza bien y todo está por aquí y por allá... Sabe y que puede hacer mil cosas, que no lo limita nada ni nadie. Esas palabras me llenan de alegría y esperanza.
Cómo dice... "El TDAH no me limita, sólo me lo pone un poco más complicado pero nada es imposible".
Así que, es motivar, conversar, poner límites y dejarlos claros. Que no se olvide que aún es hijo y que hay reglas que cumplir.
También, es que nosotros como papás debemos saber que esto los acompañará siempre, que debemos prepararlos aunque a veces ellos sientan que somos injustos. No estaremos siempre así que deben aprender a defenderse y a brillar con luz propia.
Un día a la vez.
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