"Los sueños están hechos para cumplirse".

Desde pequeña siempre escuche esa frase...

Y de alguna manera crecí creyéndolo, soñando despierta e imaginando un mundo ideal. En esta época tan complicada es un tanto difícil mantener esas ideas.

Pero hace mucho, aprendí a ver la vida a través de los ojos de mi hijo, a pesar de que hay días grises y otros megas grises, para él siempre sale el sol e ilumina sus días con algo tan simple como con una sonrisa, volar una cometa o ver películas apachurrados.

Tiene tanto pesar en su cabecita, tanta pena dentro, tanta inseguridad y mucha ansiedad, pero él no se deja... de alguna manera encuentra la forma de reír y hacerme reír a mí también.

Él dice que es una lucha constante entre su cabeza y su corazón... Pero él tiene todo lo que necesita para seguir caminando.

Hoy me dijo que “no hay que dejar de imaginar y soñar, si piensas que lo que sueñas es imposible, quien sabe tal vez algún día se haga realidad”.

Hay días en el que necesita un empujoncito, nada es perfecto, pero él tiene esa magia tan particular que contagia tranquilidad dentro del caos.

Cuanto podemos aprender de nuestros hijos…

Simplemente son maravillosos, solo debemos bajar las revoluciones como padres, detenernos a respirar un momento y tratar de ver la vida a través de sus ojos.

Un día a la vez Kiara