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La tolerancia

  • Ki
  • 17 abr 2019
  • 2 Min. de lectura

Algo que he aprendido con el tiempo y debo admitir que aún me cuesta muchísimo, es dominar mis emociones y si yo siendo adulta a veces me gana, ya me imagino lo que le cuesta a mi hijo.

El ser una persona tolerante es algo que debemos aprender desde casa, lo tengo clarísimo pero para el peque es complicado serlo, sobre todo en situaciones de tensión, cuando se siente atacado, ofendido o invadido.

Y es que claro, por lo general las personas y niños no son tolerantes con él y es ahí cuando viene la pregunta del millón "¿mamá, por qué tengo que ser tolerante con ese niño que molesta, por qué tengo que no reaccionar cuando todo mi cuerpo y mente me dice que sí? ¿Por qué respetarlo si él no me respeta?"

Tiene toda la razón de cuestionar y refutar, es lo que siente y seamos sinceros hasta nosotros perdemos el control cuando llegamos al límite.

A mi hijo no le he enseñado a bajar la cabeza cuando se siente ofendido, por lo contrario le he enseñado a no quedarse callado y a siempre decir lo que piensa aunque a veces no le ligue y le salga al revés pero también le he enseñado a respirar, a llevar a su mente a un lugar bonito, le he enseñado que la vida da vueltas así como también a no pensar lo peor de las personas o situaciones aunque en su estado fatalista me gane en la enseñanza. Ya que el ser tolerante no significa quedarse callado y bajar la cabeza, es enseñarle el respeto.

El enseñarle a un niño poco tolerante sobre este tema, es un trabajo grande y si sumamos su mal manejo de la frustración pues se convierte en una labor titánica.

¿Qué es ser tolerante?

Para explicarlo en palabras simples, es lo mismo que ser respetuoso y considerado con los demás. Es una cualidad personal que se define como el respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás, aunque sean diferentes o contrarias a las nuestras.

El ejemplo de los padres es la mejor herramienta que pueden utilizar para inculcar valores en la educación de los hijos.

Hay que enseñarles los límites de cada situación para que lo respeten, que el ser “palomilla” no significa ser malcriado.

Podemos enseñarles a través del juego de roles o con cuentos, explicándole que sin importar raza, opinión, edad, sexo o religión debe ser respetuoso y con esto haremos un mundo mejor. Leerle sobre diversas culturas y religiones es básico para que aprendan sobre diversidad, enséñale sobre la compasión, a ser agradecido, que el mundo no gira a su alrededor y que las burlas o las faltas de respeto son propias de niños que son tolerantes. Recuerda que ellos son el reflejo de los padres!

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