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Nostalgia navideña

  • Foto del escritor: KIARA
    KIARA
  • 27 dic 2017
  • 3 Min. de lectura

Este año volvió a pasar, la nostalgia navideña regreso para acompañarnos días previos a esta hermosa celebración. Debo admitir que yo también la siento pero el enfoque que le da #LittleF es diferente.

Pero porque tenemos este sentimiento cuando hay luces, música, alegría y emoción en torno a esta celebración?

Los adultos llegamos a sentir tristezas profundas ya sean porque un familiar o amigo ya no está con nosotros, porque añoramos cosas de nuestra infancia o porque tenemos un concepto idealizado de la Navidad gracias a las películas de época.

Mi pequeño amor días previos a la Navidad ya se sentía decaído, sin ganas, quería estar solo y viendo alguna película es decir sin jugar como siempre. Cuando llegaban los primos se animaba después de un rato, no era inmediato como es de costumbre. Empezó a comportarse altanero conmigo así como con las personas que lo rodeaban y llegó esa volteada de ojos clásica de un pre-puber. No había abrazo que lo sacara de ese humor tan denso porque si no era fastidio se iba al lado del sollozo.

La noche buena fue particularmente muy quisquillosa, este año no quiso esperar a que sea hora de abrir los regalos – siempre los abren a las 11 pm – todos los primos esperaron con la emoción normal del evento, algo impacientes pero tranquilos, entendieron lo que su mamá había indicado. En cambio mi pequeño Hulk no, no quería esperar estaba sentado frente al árbol mirándolo con cara de fastidio y con ojos llorosos. Al principio pensé que era por su ansiedad de abrirlos y ver que eran, me senté a su costado y me miraba fijamente con los ojos llorosos y mientras le explicaba por qué tendría que esperar una rato más, no dejaba de mirarme. No quería que lo abrace según él pero me miraba con ojos de “no me dejes”.

No hubo bulla por fuegos artificiales que lo inquietara al menos no en ese momento, todo estuvo en armonía y hasta los niños cantaron villancicos pero él no quería participar. Luego de la cena, llegó el momento de abrir los regalos y aunque se mostraba emocionado, no era la clase de emoción esperada. Tal vez mis expectativas eran muy altas o tal vez está creciendo muy rápido pero no era esa emoción acostumbrada.

El comportamiento siguió siendo altanero, él es un niño de voluntad firme y siempre quiere ver en qué escalón estamos en la línea de mando.

Pasó la noche y llegó el 25, desanimado y medio lloroso amaneció, andaba medio fastidiado y aislándose hasta que llegó la esperada presentación de villancicos de la Nonna Espacial en donde todos sus nietos se juntan a cantar y de recompensa le da su mega propina. Todos alertas y contentos por la recompensa se pusieron a cantar pero LittleF no, se rehusó a cantar y se quedó observando hasta que me acerqué y le dije que estaba bien si no quería cantar pero que no esperara recibir algo porque no había cumplido y fue en ese momento que se quebró y empezó a llorar, decía que quería ganarse el dinero pero no se sentía bien para cantar, lloraba desconsoladamente y lo metí entre mis brazos envolviéndolo y meciéndolo como cuando era un bebe.

Fue calmándose poco a poco y solo basto con decirle que si quería llorar, que lo hiciera.

Boto todo en ese momento y se quedó más tranquilo.

Durmió todo el camino de regreso a casa, se sentía muy cansado y quería ya llegar para estar en su cama.

Esa noche no durmió bien.

Ya para el 26 nos tocó ir a la terapia conductual, su actitud había mutado de altanera a aburrida y eso lo demostró en la sesión, tanto que su terapeuta me lo mencionó y recomendó adelantar nuestra cita con la psiquiatra ya que no era un comportamiento habitual pero si cíclico.

No era él, mi pequeño amor que sonreía por que sí…

“Esta sensación de tristeza y nostalgia no necesariamente es mala, pues la vida no es solamente alegría. Este sentimiento nostálgico puede ser una vivencia positiva, espiritual y afectiva de mucho cariño y solidaridad de parte de nuestros amigos y familiares”

Estamos tratando de apoyarlo sin soltar la rienda, porque apenas ve que aflojamos abusa un poco y tampoco se trata de eso. El día de hoy, amaneció mucho mejor, más tranquilo y cariñoso pero igual son señales que no debemos descuidar en nuestros hijos. Así nosotros estemos cual trapo, sin ánimos o fuerzas hay que levantarnos y seguir por ellos. Y eso estamos haciendo, pronto iniciaremos talleres y deportes así que esa cabecita bella se mantendrá ocupada sin tiempo para darle espacio a las tristezas, melancolía o depresión.

Un día a la vez

© 2016 by Mamá Espacial

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