Cuando nació #LittleF no imagine lo que se me venía, sí, es algo recurrente en mis discursos como mamá y es que siempre he pensado que mi hijo es como una cajita de pandora.
Los primeros cuidados en su piel no se hicieron esperar por ejemplo la crema para escaldaduras que la usaba hasta cuando no era necesario, como mamá primeriza era mejor prevenir antes que lamentar; las cremas para hidratarlo, el shampoo para bebés sin alcohol; ropa delicada y hasta el detergente especial.
Cuando esa resequedad apareció en el cuerpo de mi bebé pensé que estaba haciendo algo mal así que a los 5 meses de lo llevé al dermatólogo pediátrico por recomendación del pediatra de cabecera de mi pequeño.
Fuimos a uno recomendado, que la verdad ni quiero recordar su nombre y te contaré el por qué…
Cuando lo revisó, el bebé tenía una ligera capa en sus nalguitas y mandó hacerle un raspado para ver que era y no mencionó en ningún momento que era dermatitis atópica más bien se fijó en un lunar de pelos y lo primero que me dijo y lo recuerdo como si fuera ayer fue “Lo que le voy a decir la va a alarmar pero es necesario decirle que esto de aquí (señalando su espalda) es una muestra de que su niño tendrá problemas neurológicos, no podrá comunicarse y ni siquiera sentarse” acto seguido me dio el diagnóstico en un papel como era de esperarse en términos médicos que yo no entendía y me indicó que regresará luego de haber pasado con un neurólogo. Salí de ese consultorio llena de angustia y sentimientos encontrados con un bebé en brazos, fue la sensación más terrible que pude experimentar en mucho tiempo. Pero no regresé, decidí indagar entre amigos y con el pediatra para ubicar una segunda opinión, en esa época la búsqueda en google no era lo que es ahora y mucho menos Facebook.
Pero logré ubicar a uno de los tops en dermatología pediátrica y con mucho esfuerzo logré una cita con él. Recuerdo que fuimos por una ampliación y fui la última en que atendió, era ya de noche con mi bebé ya aburrido. ¡Pero lo logré y fue un nuevo despertar para nosotros!
El doctor con simplemente verlo me dijo “¿Quién ha sido el idiota que le dio este diagnóstico?” cuando escuche esa frase el alma me regresó al cuerpo, me dijo que mi pequeño amor tenía dermatitis atópica y un tipo Dermatitis seborreica ya que presentaba como caspa en su cabecita o como le decía yo “grasita de bebé” y que aquel lunar era simplemente un lunar que seguramente con el crecimiento se iba a ir extendiendo y que ni rastro iba quedar, es decir en cristiano “su hijo va a ser un hombre peludo” y las carcajadas empezaron a sonar.
Me receto una lista grande de productos por el tipo de dermatitis que tenía como el shampoo y jabón medicado, crema para hidratar la piel y si llegará a estar expuesto al sol cosa que no lo recomendaba pues un bloqueador recomendado.
Simplemente SONREÍ de nuevo, claro que luego se me fue la sonrisa al ver la cuenta de la farmacia pero valía la pena! Pero ¿qué es la dermatitis atópica? Voy a tratar de explicarlo claramente como me lo dijo el dermatólogo, la dermatitis atópica es un trastorno cutáneo prolongado que consiste en erupciones pruriginosas (que causa picor) y descamativas como un tipo de eccema. Las personas con dermatitis atópica pueden ser más sensibles debido a que su piel carece de ciertas proteínas que mantienen la barrera protectora contra el agua.
Es más común en bebés y puede comenzar incluso ya a la edad de 2 a 6 meses. Muchas personas lo superan con el tiempo cuando llegan a la adultez. Por lo general se ve en patrones genéticos y cuando hay historial de alergias como asma o rinitis alérgica que en el caso de mi hijo, lo tiene.
Los siguientes factores pueden empeorar los síntomas de la dermatitis atópica:
Alergias al polen, el moho, los ácaros del polvo o los animales
Resfriados y aire seco en el invierno
Resfriados o la gripe
Contacto con materiales irritantes y químicos
Contacto con materiales ásperos como la lana
Piel reseca
Estrés emocional
Re secamiento de la piel por tomar baños o duchas frecuentes o nadar con mucha frecuencia
Enfriarse o acalorarse demasiado, al igual que cambios súbitos de temperatura
Perfumes o tintes agregados a las lociones o jabones para la piel
Ahora ¿qué es la dermatitis seborreica?
Es una afección cutánea, inflamatoria y común. Provoca que se formen escamas, que van de blancas a amarillentas, en áreas grasosas como el cuero cabelludo, la cara o dentro del oído. Puede ocurrir con o sin enrojecimiento cutáneo.
La costra láctea es el término que se utiliza cuando la dermatitis seborreica afecta el cuero cabelludo de los bebés cosa que le pasaba y sigue pasando a #LittleF
¿Cuál es su causa?
No se sabe, pero Influyen causas hormonales e infecciosas, sobre todo en relación con un hongo, Malasezzia Furfur, y con el estrés, ya que empeoran en periodos de mayor tensión emocional.
Siempre hay que recurrir a los especialistas y no dejarse guiar por lo que dice en internet o personas a las que ha pasado lo mismo, como a mi hijo ya que no todos los organismos son iguales.
Por el momento la dermatitis en esta casa espacial es parte de nuestra familia y hemos enseñado al pequeño que la rutina de limpieza e hidratación es parte de su día a día.
Empecé con una lista de lo que debíamos hacer día a día hasta que se le hizo rutina a pesar de ser un niño sensorial que detesta ciertas texturas. También le enseño que no es algo para sentirse mal ya que para él es menos tiempo por todo el ritual de limpieza e hidratación que tiene y que tendrá que lidiar esto por mucho tiempo. Siempre le repito que con paciencia y buen humor las cosas van pasando mejor!